Los antiguos razonaban del siguiente modo: tal como es en la naturaleza, así ha de ser en el arte, y la naturaleza, en muchos casos, se divide en cuatro partes.
El número cuatro se convierte en un número central y resolutorio. Cuatro son los puntos cardinales, los principales vientos, las fases de la luna, las estaciones, los elementos básicos (tierra, fuego, aire y agua) y las letras del nombre “Adán”.
Y cuatro será, como enseñaba Vitrubio, el número del hombre, porque la anchura del hombre con los brazos totalmente extendidos corresponderá a su estatura, formando así la base y la altura de un cuadrado ideal.
Cuatro será el número de la perfección moral (son cuatro las virtudes cardinales: coraje, justicia, sabiduría y templanza).
ECO, HUMBERTO. Historia de la belleza. Pág. 77



No hay comentarios:
Publicar un comentario