Vistas de página en total

miércoles, 2 de mayo de 2012

A los celtas, a la tradición céltica, están vinculados los druidas.El nombre mismo es celta ysignifica «muy sabio». Sin embargo, la tradición no asigna a los druidas un origen céltico. Susorígenes son completamente legendarios, tanto el de los celtas como el de los druidas.Veamos primero el de los celtas.Los celtas eran arios. Hablaban una lengua indoeuropea, y, según los historiadores,procedían del Irán, mientras que la leyenda los hace «partir» de mucho más lejos y de muchomás antiguo.Según ésta, habría existido, antes del último período glacial, en las tierras del extremoNorte y en tiempos en que el hundimiento del mar del Norte no debía de haberse producidoaún, un gran continente hiperbóreo que había alcanzado ya un muy alto grado de civilización.Cuando los hielos empezaron a invadir el Norte, este pueblo habría ido descendiendo poco apoco, a medida que aquéllos se extendían hacia el Sur, y así habría acabado por alcanzar elAsia Central y, más especialmente, el Irán, en cuyo país, con el nombre deario,habríaprosperado, y de donde —como consecuencia del incremento de la densidad de población—debió de dispersarse en varias direcciones, llevando consigo su lengua, filosofía y saber.Bajo el mando del jefe «Ram» habría conquistado la India, a la sazón poblada por una razanegroide, y sería la historia de esa conquista la que narraría el Ramayana. Aquellos ariosserían los creadores del sánscrito —que está, efectivamente, en la base de las lenguasindoeuropeas—, del brahmanismo y de la organización social en castas.Como quiera que Ram significa «carnero», puede suponerse que la citada conquista se llevóa cabo a principios de aquella Era, es decir, hacia el 2000 a. de J.C.Una parte de este pueblo se habría quedado en Irán, donde sus filósofos debieron deconvertirse en «magos» —antepasados de los «sufíes»—, y donde mantendrían durante largotiempo una religión de rito solar que habría sido la de los «parsis», los cuales dieron sunombre a Persia.De esta Asia Central se habrían dispersado otros pueblos, acaso muy pronto, siguiendo laretirada de los hielos en el momento del «recalentamiento» del hemisferio Norte. Debieron deremontar el Caspio y desparramarse por las llanuras de la Rusia blanca, formando la rama delos eslavos y germanos.Otros se habrían encaminado hacia el Oeste y, por Crimea (Ucrania era entonces unpantano), habrían arribado a la Europa Central, de donde debieron de «irradiarse» en forma deestrella.A Grecia, donde constituyeron la invasión dórica.A Europa Occidental, donde constituyeron las invasiones goidélica, gaélica y gala.A Escandinavia, donde constituyeron la invasión noruega.Y, sin duda, al Lacio.Los gaélicos penetraron también en Inglaterra, donde formaron otra Galia, la actual Gales.Parece que fueron ellos quienes intentaron tomar también Irlanda con el nombre de«Fomorés» y que lo lograron hasta cierto punto.¿Invasiones? Creo que nos equivocaríamos si viéramos en ello el despliegue deinnumerables hordas. Eso es la historia novelada, un género de historia como la de Marioajustándoles las cuentas a trescientos mil cinabrios y teutones en la llanura de Pourriéres.Trescientos mil seres humanos no habrían tenido jamás en el país el sustento suficiente parallegar del Rin a los Alpes inferiores. Esta historia de Mario es la del salmo:Saúl mató a mil, pero David mató a diez mil...Simple licencia poética.Conviene reducir las cosas a una proporción más justa; así, se ha calculado la invasiónburgundia, hacia el siglo III o IV, en tres mil combatientes. Y el gran ejército musulmán queinvadió España debía de ser del mismo orden, con la evidente ayuda de la población ibera, queestaba ya harta de los visigodos.No debió de ocurrir de otro modo con las invasiones celtas, que no parecen haber penetradoen la Galia de cualquier manera, sino haber sido «distribuidas», y de forma muy inteligente.Aunque hubo hospitalidad en cierto modo «en casa de los parientes», la cosa no esimposible. Se renovó para los bretones expulsados de Gran Bretaña en el siglo VII por lossajones...94
Los gigantes y el misterio de los origenes Louis Charpentier No es imposible que, pese a las diferencias de lenguas y —esto no es tan seguro— detradiciones, el recuerdo de un origen común haya sido conservado.No es imposible tampoco que esa hospitalidad la hubieran establecido unos «sabios», queno podrían ser entonces más que los druidas y los que hubiesen tenido bastante influenciasobre las masas, lo mismo ligures que gaélicos, como para organizar una «distribución» detribus, cuyo resultado parece muy considerable.Tampoco puede afirmarse que todo ocurriera del modo más pacífico y que no se produjeronalgunas «fricciones» entre ligures y galos. Esto sería muy extraño, sobre todo con aquellos«goidels», que no soñaban más que con heridas. Pero, ciertamente, no hubo «exterminio», yla prueba de ello está aún en lo que fue la antigua Aquitania, la que va desde los Pirineos alLoira. En efecto, se encuentran allí las dos etnias, perfectamente mezcladas, pero distintas, enel seno mismo de las familias. Después de tres milenios reaparecen las dos razas: rubio alto ymoreno pequeño...Ninguna de las dos razas ha eclipsado a la otra, y esto está de acuerdo con las leyes deMendel...Evidentemente, no ocurre lo mismo más al Norte, donde tal vez los ligures eran menosnumerosos, pero especialmente donde los germanos hicieron verdaderas hecatombes.Sea como fuere, antes de la invasión cesariana, la Céltica de Occidente (las Galias) parecehaber conocido una importante organización, puesto que su símbolo, el trébol de cuatro hojas,ha subsistido, aunque su significación esté olvidada: la imagen de la suerte.Siendo los druidas los «directores de conciencia» de los pueblos celtas, sólo a ellos podríaser debida esa organización.Y henos aquí enfrentados con el problema del druidismo y, en primerísimo lugar, con el desus orígenes.Hay —creo haberlo hecho comprender— una tradición «operativa», cuyo origen se pierde enla noche de los tiempos, pero que jamás se ha desmentido desde que fueron suministrados aesos «manuales» los datos necesarios y suficientes para armonizar en el sentido musical susobras con los ritmos —grandes o pequeños— de la naturaleza.Se sigue de ello que toda obra armonizada es de iniciación en razón de este mismo acorde,puesto que revela directamente las leyes naturales y, acaso, también al arte de utilizarlas.Lo cual no quiere decir que tales obras sean directamente inteligibles sin medio de lectura.Pero este «medio», que supone una enseñanza, fue —y sigue siendo— oral, con todo lo queello implica de variaciones, errores, incomprensiones y desapariciones, ya sea de resultas deincapacidades humanas, ya como consecuencia de cataclismos.Es probable que la transmisión de la Ciencia esotérica especulativa, filosófica, haya sufridobaches y quizás hasta desapariciones; pero habiendo subsistido las «obras», en especial las depiedra, ha sido posible a menudo reconstituir lo esencial de ellas.Bíblicamente, el ejemplo es típico; las leyes están grabadas en la piedra, y Moisés escribesu comentario filosófico y, para que la transmisión no sea falseada, exige que ni unaiotaseacambiada en sus libros.Sin embargo, también hace falta ser apto para leerlos.En este aspecto podemos preguntarnos si los druidas —notables filósofos a juicio de losautores antiguos— fueron los herederosdirectosde los Antes de Isoré o si formaron primeroun colegio de «sabios» que hallaron, en los documentos monumentales dejados sobre el suelo,una parte de la sabiduría antediluviana.Dos leyendas circulan a este respecto.Según una, de origen irlandés, los druidas serían los «herederos» del saber de los «thuatadé Danan».Habría habido en Irlanda seis invasiones o intentos de invasión. Dos que atañenindudablemente a pueblos occidentales: la de losFomoré,que parece provenir de Noruega yque debe de datar de la primera invasión celta del sigloXVIIantes de nuestra era, y la de losFir-Bolg,en la que creo reconocer la invasión «belga» del siglo V.95

Los gigantes y el misterio de los origenes Louis Charpentier
Las otras cuatro invasiones se admiten, por lo común, como salidas del Mediterráneo. Aeste propósito, Eoin Nesson escribe40:La creencia general de que varias razas de pueblosdistintos, procedentes de diversos lugares

los
partos, númidas, thuata dé Dañany milesios—llegaron a Irlanda en oleadas sucesivas, es considerada como cierta por la mayoría deinvestigadores... Sin embargo, parece... que estos pueblos—que, en efecto, llegaron enoleadas sucesivas
— procedían de un mismo lugar. Salvo por lo que respecta a los «thuata dé Dañan», se advertirá que se trata de fenicios yde sus descendientes númidas.Las leyendas nada dicen —o al menos nada me han dicho— sobre el origen de los «thuatadé Danan». Thuata, como ya he hecho observar, es un plural que significa tribu, pueblo. Loencontramos en el nombre de Teutatés, a quien los latinos, y muchos otros después de ellos,tomaron por un determinado dios. Habiendo César preguntado a los galos quién era su dios,éstos le respondieron:Thuata téos,que se convirtió en «Teutatés», pero cuya acepción no esotra que la de dios de la tribu o dios del pueblo.Esto no es galo, sino ligur. Es una forma muy remota y primitiva de plural queencontramos, por otra parte, en el
Galgal,
literalmente piedra-piedray que designa montonesde piedras,cairnsen gaélico.Danan, Danaan
oDananndesigna a una «diosa», ya que los «thuata dé Danan» sonllamados a vecesla tribu de la diosa. No creo equivocarme al decir que el nombre de esta diosa ha llegado hasta nosotros con elde Ana, santa Ana para los cristianos, la Madre de la Madre, la que es reproducida en el centrode las ojivas alargadas de la portada de los Iniciados de la catedral de Chartres; se larepresenta negra en medio de los «adeptos» del Antiguo Testamento: Melquisedec, Aarón,David y Salomón.Es la Tierra-Madre, la «Materia Prima» de los alquimistas, la Virgen-Negra.En una palabra, la Naturaleza.Los thuata dé Danan es la tribu, el pueblo, el clan o el colegio de los «hijos de laNaturaleza», de aquellos que la conocen, que actúan por ella y sobre ella; es,«epónimamente», elBasa-Jaun,el maestro de la naturaleza de la mitología vasca.Estos thuata dé Danan eran considerados como algo sobrenaturales en la mitologíairlandesa. Lug —al que hemos encontrado ya tantas veces— formaba parte de la tribu de losthuata dé Danan.Una invasión, en tiempos fabulosamente remotos, de seres fabulosamente sabedores de lascosas de la Naturaleza; he aquí que se parece de modo prodigioso a nuestros «gigantes», anuestros «Jean» que criaban animales, cultivaban las tierras y hacían erigir piedras deiniciación.Son reconocidos por la leyenda como antepasados o como instructores de los druidas.Según otra leyenda, los atlantes habrían dejado en el suelo de Occidente una especie de«alfabeto» de piedra, y los druidas serían un colegio de sabios que, a la llegada de los celtas oalgo antes, habrían «exhumado» el mismo y habrían sacado de él el saber que fue el suyo.Se echa bien de ver que las dos leyendas son bastante semejantes, puesto que hacen a losdruidas herederos de un saber muy antiguo; transmitido o hallado.Son herederos y no «descendientes». No forman una casta, sino un colegio, que seconvierte en céltico después de la invasión celta. Irlanda conservó el recuerdo de druidasprocedentes de España...Y he aquí lo que daría alguna relevancia a la posibilidad de existencia de un centro deiniciación superior muy antiguo hacia Santiago de Compostela.Los romanos, que conocieron a los últimos druidas, los presentan como personajes bastanteenigmáticos, a quienes evidentemente estaba fuera de sus posibilidades entender. Se trata degentes distintas por completo de ellos, a las que no pueden comprender.40 Irish Myths and Legends(Merrier, 1965).96
Los gigantes y el misterio de los origenes Louis Charpentier
Diviaticus, el archidruida amigo de César, que tenía la responsabilidad de la intervención deéste en las Galias, fue huésped del hermano de Cicerón, quien dice de él:Fue tu huésped y te jactabas de ello. Conocía la filosofía natural a la que los griegos llaman fisiología y tenía lacostumbre de prenunciar, parte por don de vidente, parte por conjetura, lo que acaecería en el porvenir. La filosofía natural, he aquí la que nos conduce aún —¿no es cierto?— a esta ciencia de lanaturaleza que no puede negarse a los constructores de monumentos megalíticos, ni a lospintores de Altamira, ni a los que domesticaron los animales salvajes e «hicieron» el trigo.El druidismo es un tema que no se puede abordar fácilmente. Pertenece, a la vez, a laHistoria, a la leyenda y al cuento de viejas...Según su humor o conveniencia, los autores han cargado a estos druidas con todo el sabero con todos los pecados. La idea más general que difundieron los autores clásicos fue la de quelos druidas eran ociosos sacerdotes de tribus salvajes que adoraban la Luna y el Sol ysacrificaban víctimas humanas cuando la recolección del muérdago con hoces de oro lesdejaba tiempo para ello.Suele creerse que fueron sacerdotes —sin duda por habituación a los tiempos actuales, enque el religioso es casi siempre sacerdote—, sacerdotes de una religión que se presenta yacomo monoteísta, ya como politeísta. Y, sin embargo, ni la Historia ni los cuentos confirmanesta manera de ver.Ante todo, porque «monoteísmo» y «politeísmo» son palabras sin significado religiosoválido. Si se atribuye a Dios una cualidad de Unidad —y es mucha audacia encerrarlo en unaconcepción humana—, sería negar rehusarle la de multiplicidad. La presunción de los teólogosal reducir al Incognoscible a sus mezquinas concepciones ha constituido siempre para mí unadelicia.Más directamente, parece que existían sacerdotes, los gutua-tri, oradores para las diversasmanifestaciones hipostáticas. Había sacerdotes de Ésus, dios de la guerra; sacerdotes osacerdotisas de Epona, protectora de los caballos; sacerdotes de los lugares sagrados, etc. Yestos sacerdotes no eran druidas.En el plano religioso, los druidas se presentan no como sacerdotes, sino como«mantenedores» de los cultos. Por otra parte, y según César:Los druidas enseñaban a la juventud el movimiento de los astros, la grandiosidad del mundo y de la Tierra, las ciencias dela naturaleza
yla fuerza y poder de los dioses inmortales. Filosóficamente enseñaban la transmigración de las almas y su reencarnación.Se trataba, pues, de filósofos docentes, pero también de magos. Todos los escritores de laAntigüedad que hablaron de ellos afirman la superioridad del espíritu «céltico» en materia demagia, y Plinio dice que practicaban ésta con tanto ceremonial, que parecían haber sido losprofesores de los persas.Sículo, Timágenes, Diodoro, Hipólito y Clemente de Alejandría se inclinaban a creer másbien que Pitágoras había recibido su filosofía mística de los druidas de la Galia, que éstos de él.Lo cual era reconocer cierta identidad entre ambas «escuelas» o, por lo menos, grandesafinidades. En realidad, hemos visto que se trataba,mássimplemente, de un mismo origen.En cuanto a los poderes «mágicos» que les atribuyen las leyendas, son enormes, y, por loque a mí respecta, tiendo a creer que, en efecto, lo fueron. Dominaban los poderes de lailusión, hacían levantar vientos y tempestades, cubrían de nieblas las tierras para sembrar laconfusión entre los ejércitos, o bien sustraían a otros a las miradas enemigas. Eran maestrosen el arte de transformar los cuerpos y capaces de tener visiones a distancia. Elaborabanmisteriosos elixires para olvidar. Eran médicos, puesto que, después de Tiberio, se vieronreducidos en la Galia, según cuenta Plinio, a ejercer esa profesión para poder vivir. Podíansecar los arroyos. Profetizaban si se presentaba el caso.Vemos que se trata sólo de hechos naturales provocados, y toda esa magia nada tiene deasombrosa, aun considerada desde un punto de vista científico. Salvo las visiones, nosotroshacemos otro tanto en la actualidad. Simplemente, poseían medios distintos de los queutilizamos nosotros y, sin duda, más sencillos. Siendo, como eran, muy doctos, disponían depoderes desconocidos para el común de los mortales; he ahí por qué eran muy respetados ytomados como jueces y consejeros.97
Los gigantes y el misterio de los origenes Louis Charpentier
Vivían su filosofía, adquirida tras un noviciado que duraba, según parece, veinte años, y unautor latino refiere que, a raíz de una batalla contra los galos en la que se hallaban presentesunos druidas, cuando los romanos iniciaron el ataque, los druidas permanecieron inmóvilescomo estatuas, recibiendo las heridas sin huir ni defenderse.Sabían que eran inmortales y, además, les estaba prohibido hacer uso de armas y matar (locual demuestra la inanidad de las acusaciones hechas contra ellos de sacrificar víctimashumanas).Aparte esto, nada se sabe acerca de la enseñanza esotérica de los druidas, y ni siquiera dela exotérica; mas no sería imposible descubrir su «sustancia» mediante el estudio detenido delas manifestaciones de Morgan —llamado Pelagio el herético— y, sobre todo, de sanColumbano.Por otra parte, diríase como si se resistieran a desaparecer completamente sin dejarhuellas. En efecto, en el suelo de Francia hay algunos monumentos de época galorromana muyremota, que no tienen a primera vista significado ni uso alguno, como ciertas torres macizasdel Poitou y la misteriosa «Piedra de Couhard», cerca de Autun.Según el arquitecto Guétard, que la estudia desde hace muchos años, esta «piedra», que esuna construcción revestida, se presenta en forma de un cubo sobre un pedestal redondocoronado por una pirámide, y sería uno de los monumentos «con clave» que los druidas, al verque todo estaba perdido, habrían erigido en la Galia para transmitir, en forma de jeroglíficogeométrico, lo esencial de sus conocimientos.Las enseñanzas que ha sacado Guétard de su estudio son muy desconcertantes en cuantodan la solución de una infinidad de problemas humanos y, especialmente, de las constantesrelaciones del hombre con la naturaleza, la sociedad y el mundo y —lo que tiene unaimportancia enorme— una «construcción armónica» de la sociedad.Pero será el propio Guétard el que revele su trabajo cuando lo crea conveniente.98
Los gigantes y el misterio de los origenes Louis Charpentier
CAPÍTULO XXLAS GALIASDespués de la rebelión gala del 21, Tiberio declaró a los druidas suprimidos porsenatusconsulte.Claudio promulgó el decreto de su abolición total.Se decía entonces que los druidas seguían reuniéndose en lugares inhabitados, en lascavernas o en el fondo de los bosques, donde proseguían su enseñanza.Eran sólo los postreros espasmos, los últimos residuos retardados de lo que había sido eldruidismo en su expansión. La Era del carnero, o de Aries, había expirado, y, con ella, la forma«Bélen»(Bélier)de la divinidad, así como el druidismo.Así lo exige la ley cósmica de los ritmos. Y lo sabemos ahora nosotros, que estamosviviendo también la «gran liquidación» de la Era de Piscis...Por desgracia, los únicos documentos «históricos» que tenemos sobre los druidas datan deesa época de su extinción. Tienen, pues, sólo un valor relativo.Pero, como contrapartida, nos han llegado algunos ecos de la organización que dieron a lasGalias y, sin duda, a otros países célticos.Durante todo el tiempo de la guerra de las Galias, Julio César no tuvo dificultad alguna enaprovisionarse, lo cual supone una agricultura organizada, así como una ganadería próspera.Es señal, pues, de que el país se hallaba lejos de ser tan bárbaro como él pregonara y otrosdespués de él.Por otra parte, sabemos que los galos conocían el arado, arado de reja y de vertedera,puesto que uno de ellos se halla grabado todavía en el envés del gran dolmen deLocmariaquer, y probablemente dicho grabado es muy anterior a los celtas, que lo heredaronde los ligures.Tenemos también el bajorrelieve, en una piedra encontrada en Tréveris, de una verdaderaguadañadora mecánica que llevaba un solípedo, lo cual supone una agronomía organizada... yenseñada.Otra enseñanza que se desprende de tales grabados es la de que había hombres paraconstruir tales ingenios. Los artesanos habían hecho un aprendizaje y pertenecido, por tanto, aun cuerpo de oficio, fuese cual fuese la organización de éste.Por otra parte, sabemos que los carreteros de las Galias eran muy expertos y construíantoda clase de medios de transporte, en especial, carretas de muy diversos tipos y muysuperiores a las de todos los sistemas romanos. La etimología nos lo enseña, ya que el latíntoma del galo la mayor parte de las palabras que designan aquellos vehículos.También los carpinteros de marina habían alcanzado un grado de perfección muyconsiderable, puesto que elsinagot que utilizaban los pescadores vanesianos aun antes de laaparición de los barcos de pesca con red de arrastre, provistos de motor, era consideradocomo un «resistidor de tempestades». Y la marina de Julio César escapó a un desastre sólogracias a una calma chicha, que inmovilizó lossinagotsvanesianos en lucha con las galerasromanas.Quedan pocos monumentos galos, ya que muchos de ellos debieron de ser construidos demadera, y la mayor parte de las edificaciones de piedra fueron, como las murallas de Bour-ges, utilizadas como canteras. Sin embargo, subsisten algunas «gordies» de la Alta Provenza,que ponen de manifiesto un genio extraordinario en el arte de ensamblar las piedras, esaspiedras «secas» que se han conservado más de dos mil años.En cuanto al Arte, las alhajas, la alfarería, los esmaltes y las medallas demuestran queexistía una tradición de oficio, que se inscribe en símbolos constantes.Nada se sabe prácticamente sobre el comercio en las Galias, aunque se descubran de vezen cuando signos que constituyen el asombro de los arqueólogos, como una crátera griega en99
Los gigantes y el misterio de los origenes Louis Charpentier
la tumba de Vix. En realidad, los carreteros galos no construyeron tan gran diversidad devehículos sólo para contemplarlos. Las Galias tenían una importante red de carreteras, y fueésta la que permitió a César hacer cubrir a sus legiones, incluido el tesoro y laimpedimenta,etapas de cuarenta kilómetros por día; y si se vio obligado a tender —excepto el construidosobre el Rin— un solo puente en toda su campaña (sobre el Allier), es porque ya había otros yporque disponía también de «pontífices».Por otra parte, los transportes se hacían asimismo por vía acuática, como prueban losfamosos «nautes» parisienses. Y en cuanto al estaño de las islas Casitérides (Inglaterra), senecesitaba sólo una luna para ir de la desembocadura del Sena a la del Ródano.En fin, medio milenio antes de Jesucristo, los viajeros griegos recorrían ya las Galiasmeridionales.El comercio estaba ya, pues, muy desarrollado.Pero he aquí un aspecto muy interesante de la cuestión: había un «tabú» sobre los viajeros.El viajero podía transitar por las Galias sin peligro de ser desvalijado ni molestado. El único«peaje» que se le exigía era, según parece, el de «contar» historias a las tribus o clanes que loacogían. Y este tabú sólo habían podido imbuirlo los druidas, que tenían bastante poder, por lomenos moral, para hacerlo respetar.Los druidas daban una importancia especial a la profesión castrense. Los considero como loscreadores de la caballería de armas, según lo demuestra el «Rameau Rouge», de Irlanda,caballería que fue desviada de su finalidad bajo la influencia de losequitesromanos primero, yluego bajo la de losReiter germanos, y que más adelante intentó enderezar san Bernardo:caballería de defensores y libertadores.Esto se expresa muy cabalmente con la frase de san Bernardo a Thibaud de Champagne:Laespada se te ha dado sólo para defender al pobre y al débil. Eran realidad, pues, esas cuatro «castas», que siempre fueron consideradas por losantiguos como necesarias para la sociedad y cuyo equilibrio condiciona la vida misma de unpaís: el campesino que alimenta, el artesano que provee de herramientas, el comerciante quedistribuye y el soldado que defiende, cada uno de cuyas ocupaciones tiene su propia iniciación.Esto forma un bonito trébol de cuatro hojas, cuyo pedúnculo representa muy bien aldruida...Estoy convencido —porque ello ha subsistido hasta ahora en las costumbres— de que cadatradición de oficio tenía sus tres estadios de iniciación, sus tres grados, que se encuentranseñaladamente en el gremio guardián de las tradiciones: aprendiz, cofrade y maestro.No cabe duda de que éstas son castas, pero no castas de «raza». Según parece, elcampesino podía llegar a ser caballero sometiéndose a esa «selección» que tanto asusta a losmodernos...No se sabe si la organización política fue obra de los druidas o si era ya anterior a ellos,pero, desde luego, es muy singular, al menos en lo que concierne a las Galias.Porque, en efecto, las Galias no eran una nación, sino una confederación de pueblos —comolo es la actual Confederación Helvética—, y los galos no estuvieron nunca prácticamentesometidos a yugo. De consiguiente, las Galias estaban constituidas por la reunión de cuatrograndes conjuntos de pueblos:El Noroeste, que llevaba, sin duda, el nombre de Ar-Mor;el «País del Mar».El Nordeste, una parte del cual ha conservado el nombre de Ar-Duen;el «país de losBosques».Este conjunto se convertirá en la Galia belga en tiempo de los romanos, pues, en efecto,debió de ser invadida por las tribus belgas hacia el año 500 antes de nuestra Era.El Sudeste, que llevaba tal vez el nombre de Ar-Vern—País de las Alnas» o «País de lasSerpientes» (?)— o más bien, el «Verdadero País», con una idea de sagrado.En fin, el Sudoeste, que se convirtió en Aquitania, cuyo nombre original ignoro, pero quepudo ser el «País de los Caballos», o quizá «de los caballeros».Estas cuatro grandes federaciones tenían un punto de unión cuyo lugar se conoceaproximadamente. Jullian lo sitúa hacia Saint-Benoít-sur-Loire, pero algunas pesquisas me han100
Los gigantes y el misterio de los origenes Louis Charpentier
inducido a desplazarlo más arriba del lugar (cerca de Lion-en-Sulias), donde unos túmulos handado a conocer gran número de objetos galos y, en particular, unos jabalíes de bronce,emblema de los druidas.Este lugar se halla en la confluencia del Loira y del Quiaulne, en el actual Saint-Gondon, quefue conocido antaño, antes de que fuese santificado, con el nombre deNobiliacum,traducciónlatina de un lugar «noble» o «de los nobles».Los autores latinos sitúan este lugar donde se celebraba cada tres años la asamblea políticade las Galiasin finibus Carnutum;ahora bien, el dominio de los carnutos termina precisamenteen el Quiaulne, pasado el cual, empieza el dominio de los «bituriges», el actual Berry.Pero aquí acaban también los dominios de los senones y eduanos y, a causa de ellos, de lascuatro federaciones.Había también en este lugar, además de los dólmenes y túmulos anteriores a los galos, uncampo de piedras erigidas, que fue destruido por orden de Carlomagno. Y tal vez estas«piedras erigidas» señalaban las «juntas» de las Galias, las sesiones políticas en las que seplanteaban los problemas concernientes a las cuatro federaciones.Puede verse aquí una lejana persistencia de lo que Platón dice de las reuniones de los reyesatlantes, quienes, en cada una de sus reuniones, «erigían la estela en la que se inscribían susdecisiones».En el poblado de Saint-Gondon existe todavía un montículo que muestra restos de «triplerecinto», un «dunn» céltico (o anterior), que unos muros en forma de cruz (las alas de latorre, según la terminología local) separan en cuatro partes.Allí estaba el famoso «ombligo de las Galias».Parece que, en cada federación, los pueblos que la formaban tenían así un punto de uniónpara cuatro pueblos, donde, sin duda, celebraban sus asambleas políticas regionales.Uno de ellos está en Gisors, en que se encuentra asimismo, bajo los cimientos del castillo,un «dunn» de triple recinto; y Gisors estaba emplazado en el empalme de los «calétes»(Caux), «bellovaques» (Beauvais), «parisis» y «eburons» (Évreux).Al sur de Argenton-sur-Creuse se encuentra todavía el punto de unión, cerca de Saint-Benoít-du-Sault, en Luzeret, según parece, de los «pictons» (Poitiers), «bituriges» (Bourges),«arvernes» (Gergovie) y «lémovices» (Limoges). En la región abundan también las piedrasmegalíticas.Por otra parte, esa abundancia en megalitos anteriores a los galos en todos estos puntos deenlace es la que nos mueve a creer —como ya he dicho— que las tribus celtas habían sido«distribuidas», a raíz de su invasiones, de acuerdo con un esquema preconcebido.Las fronteras entre los pueblos eran ríos, o bosques, sobre los cuales se ponía el «tabú»druídico. Así, la gesta de Irlanda —a la que hay que referirse, puesto que es la única bastantecompleta que nos queda—, cita ríos que podían cruzarse con armas por un solo puente. Lomismo ocurría con los bosques.De suerte que los druidas habían logrado eso que jamás los reyes de Francia llegaron arealizar, o sea, la paz interior —salvo escaramuzas sin importancia en los lugares de paso—.La centralización «republicana» la consiguió sólo destruyendo la personalidad de los pueblos.Y he aquí también lo que nos hace volver de nuevo a ese «trébol de cuatro hojas» que elpueblo no ha dejado de considerar como un amuleto, como si tal símbolo hiciera recobrar lamemoria atávica de los tiempos especialmente felices.Veamos todavía una particularidad interesante: parece que los «puntos de enlace» decuatro pueblos no eran ocupados por ninguno de ellos, sino por «destacamentos» de puebloslejanos. Así, el enclave «tabú» de Gisors fue ocupado por «tricas-ses», y el de Nobiliacum-Saint-Gondon, por «bo'iens», y supongo también que los «bituriges vivisces», que ocupaban el«Entre-deux-Mers» del Bordelais, se encontraban en el enlace de los «santons», «pétrocores»,«nitiobriges» y «vasates».Así se explica aquelaffairede Alesia, que suscitó tantas controversias. En efecto, César diceque Alesia, donde venció a Vercingétorix, está en el confín de los «lingons», un enclavemandubiano. De donde algunos «mandubianos» actuales hayan creído poder situar esta Alesiade la batalla en Alaise (Departamento del Doubs).101
of 104

No hay comentarios:

Publicar un comentario

no veas

no veas
la maroma

pantano alo lejo

pantano alo lejo
la villuela

subida a la maroma

subida a la maroma
bartha